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Lady Zandela Xierweiya Lin Lyn

Amor.

Amor. Todo era oscuridad. Y en medio de ese inmenso vacío sin luz, nos encontramos. Tú me encontraste a mí, y yo te encontré a ti; y con una suave lentitud la luz fue apareciendo e iluminó tu rostro. Te vi, y lloré. La brillante belleza que desprendías a la tenue luz de un pequeño sentimiento que asustado asomaba coaccionó mi mente, y al creerte tan inalcanzable, la oscuridad volvió a caer y me alejé... Aquel pequeño sentimiento que ahora se escondía entre las sobras, asustado, empezó a alimentarse de aquello de que el humano es característico: la esperanza. E inevitablemente creció... En mi inconsciente, seguía amándote, pues tu belleza había abierto una brecha en mi pobre corazón; que cabalgando en mi pecho no deseaba más que diluírse con tu sangre y fluir ardiente hasta el fin de mis días... nuestros días; cuando la muerte nos alcanzase y acabara, de tal modo, con una bella vida mortal, y deshiciese nuestros cuerpos de carne y huesos. Tú, que en la complicidad de los sueños correspondías mis sentimientos, permanecías inmutable ante mi sufrimiento... Pero tiempo después, volvía a ver la luZ, volví a confiar en mi derrota, y temerosa de un cataclismo a nivel mundial -a nivel de mi mundo-, volvía a ti, volvía a verte... La atracción que me llevaba a ti era tan fuerte, tan terrible, tan fuera de lo común que no pude sino dejarme llevar. Y tú, te mostraste ante mí, sin esconderte de la luz, sin parpadear... expusiste tu completa belleza, la belleza de tu Amor ante mí, y me enamoré de ti como jamás podría volver a hacer; pues aunque es un estado permanente de maravilla sobre la Tierra, es tan único que pensar que así no sea me hace daño. El miedo desapareción, las lágrimas de dolor desaparecieron... Únicamente volverán a aparecer en tu ausencia.
Amor... la locura que trae de cabeza a la humandiad, toda razón que tiene ésta para existir se resume en una hermosa palabra. Calor, frío, miedo, embriaguez... Siendo imposible de describirlo, es algo tan hermnoso y tan terrible, que tan pronto como nos ofrece probar de su fruto, nos lo arrebata de un manotazo airado. Y con el pánico de su presencia, y el horror de su ausencia, el ser humano, el ser más frágil de la creación, se siente capaz de matar, acabar con el don otorgado, en su nombre, sin saber prácticamente lo que hace. Cegándonos, el Amor nos engaña, nos hace ver ilusiones y maravillas, para luego mostrarnos el horror de la Verdad. Porque una separaciòn prolongada es terrible; más incluso que perder, pues, parafraseando, "prefiero haber amado y haber perdido que nunca haber amado". La Felicidad en sí, es en aquello que desemboca el Amor, no una felicidad materialista; sino la felicidad absoluta de quien se siente completo como persona, quien estando con la persona a la que ama, no necesita absolutamente nada más que su presencia y su Amor correspondido.
La persona que nos completa... que nos hace sentir como si realmente fuéramos una sola persona, cuyo sentimiento es tan poderoso que brilla en sí, en la oscuridad... Amor, al fin y al cabo. Y sin embargo, cualquier palabra queda vacía ante ello; y no hay explicación ninguna que pueda acercarse mínimamente a la concepción real y completa de aquello que mueve el mundo y a las personas en la inmensidad del Tiempo y el Espacio.

3 comentarios

Dr. Daniel 'doc' T. JackZon -

Pues... 42 horas, m'Amour...

[Respecto a lo de "(arroba)"... decir que me gustaba más el clásico: y tal :)]

David CP -

Chapeu a todo. No tengo más palabras, porque aunque juntara todas las que sé, no sería suficientes ni para empezar a alabar tu obra, y menos aún, lo que expresa.

[3 días...]