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Lady Zandela Xierweiya Lin Lyn

Día

Memoria.

Memoria. Es triste no recordar... No sabes qué es, quién eres, dónde van... Dónde tienes las contraseñas, o cuáles son. Además de frustrante... Y ciertamente descojonante. KILL BUSH!

Amor.

Amor. Todo era oscuridad. Y en medio de ese inmenso vacío sin luz, nos encontramos. Tú me encontraste a mí, y yo te encontré a ti; y con una suave lentitud la luz fue apareciendo e iluminó tu rostro. Te vi, y lloré. La brillante belleza que desprendías a la tenue luz de un pequeño sentimiento que asustado asomaba coaccionó mi mente, y al creerte tan inalcanzable, la oscuridad volvió a caer y me alejé... Aquel pequeño sentimiento que ahora se escondía entre las sobras, asustado, empezó a alimentarse de aquello de que el humano es característico: la esperanza. E inevitablemente creció... En mi inconsciente, seguía amándote, pues tu belleza había abierto una brecha en mi pobre corazón; que cabalgando en mi pecho no deseaba más que diluírse con tu sangre y fluir ardiente hasta el fin de mis días... nuestros días; cuando la muerte nos alcanzase y acabara, de tal modo, con una bella vida mortal, y deshiciese nuestros cuerpos de carne y huesos. Tú, que en la complicidad de los sueños correspondías mis sentimientos, permanecías inmutable ante mi sufrimiento... Pero tiempo después, volvía a ver la luZ, volví a confiar en mi derrota, y temerosa de un cataclismo a nivel mundial -a nivel de mi mundo-, volvía a ti, volvía a verte... La atracción que me llevaba a ti era tan fuerte, tan terrible, tan fuera de lo común que no pude sino dejarme llevar. Y tú, te mostraste ante mí, sin esconderte de la luz, sin parpadear... expusiste tu completa belleza, la belleza de tu Amor ante mí, y me enamoré de ti como jamás podría volver a hacer; pues aunque es un estado permanente de maravilla sobre la Tierra, es tan único que pensar que así no sea me hace daño. El miedo desapareción, las lágrimas de dolor desaparecieron... Únicamente volverán a aparecer en tu ausencia.
Amor... la locura que trae de cabeza a la humandiad, toda razón que tiene ésta para existir se resume en una hermosa palabra. Calor, frío, miedo, embriaguez... Siendo imposible de describirlo, es algo tan hermnoso y tan terrible, que tan pronto como nos ofrece probar de su fruto, nos lo arrebata de un manotazo airado. Y con el pánico de su presencia, y el horror de su ausencia, el ser humano, el ser más frágil de la creación, se siente capaz de matar, acabar con el don otorgado, en su nombre, sin saber prácticamente lo que hace. Cegándonos, el Amor nos engaña, nos hace ver ilusiones y maravillas, para luego mostrarnos el horror de la Verdad. Porque una separaciòn prolongada es terrible; más incluso que perder, pues, parafraseando, "prefiero haber amado y haber perdido que nunca haber amado". La Felicidad en sí, es en aquello que desemboca el Amor, no una felicidad materialista; sino la felicidad absoluta de quien se siente completo como persona, quien estando con la persona a la que ama, no necesita absolutamente nada más que su presencia y su Amor correspondido.
La persona que nos completa... que nos hace sentir como si realmente fuéramos una sola persona, cuyo sentimiento es tan poderoso que brilla en sí, en la oscuridad... Amor, al fin y al cabo. Y sin embargo, cualquier palabra queda vacía ante ello; y no hay explicación ninguna que pueda acercarse mínimamente a la concepción real y completa de aquello que mueve el mundo y a las personas en la inmensidad del Tiempo y el Espacio.

XXIV

XXIV ·Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.
·Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.
·Dos olas que vienen juntas
a morir sobre la playa
y que al romper se coronana
con un penacho de plata.
·Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca.
·Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
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(G.A.B.)

Música.

Música. Sonidos que se entrelazan entre mis cabellos, como un beso lanzado al aire. Sonidos que rompen brutalmente el silencio, con violencia, con pasión... Sonidos que, como delicadas flores, mueren rápidamente, y renacen eternamente. Voces que se pierden en la inmensidad, que cautivan y encantan, hechizando al oyente. Instrumentos que, modificados a lo largo del tiempo, son más electrónicos que reales. Combinaciones incombinables, la posibilidad de imaginar algo que no se haya creado aún; rescates, melodías perdidas, palabras... Todo tipo de palabras, cualquier idioma, expresando amor, odio, rebeldía, una causa por la que luchar... sentimientos. O no expresando nada. Música basura... que prolifera como la mala hierba en verano, sin nadie que la detenga, porque a la masa le agrada, mientras unos pocos que no se contentan con el borreguismo de esa maldita masa, buscan por otros caminos un modo de satisfacer a sus oídos. Miles de tipos de músicas combinados, multiculturalismo, pluralismo... para lo que conviene. Todo se mezcla para dar a la luz nuevas creaciones, intentando sorprender al oyente, enganchar al oyente... complacer al oyente. Cantantes de ópera, cantantes de rock, poperos venidos a menos, punkies consumidos, hitos desconocidos para la cultura actual... Todos forman parte de una sociedad corrupta y desinteresada. Sin embargo, en pequeño número, aún resiste un poco de decencia en algunos seres a los que sí puede llamarse humanos. Mensajes de extraordinaria profundidad se mezclan con banalidades que interfieren, producto de la estupidez humana, esa de la cual el ser... el hombre es tan característico. Se les impone, y como borregos lo aceptan, sin pensar «¿Por qué?». ¿Para qué pensar? Bailar, cantar... seguir la melodía de la cantante de ópera que en un espectáculo hace estremecer al público; cantar junto al rockero del escenario mientras se desgañita e incluso se tira por el suelo mientras el público lo vitorea salvajemente; escuchar discretamente al trompetista del metro; o emocionarse con las grandes letras del cantautor que dirige sus palabras hacia las causas aclamadas. La música, el distintivo de un pueblo, cojea, pero no muere.

Placer.

El placer, representado en la sociedad como tal mediante referencias sexuales, no deriva más que de la extracción de un sentir mediante la satisfacción de un instinto animal brutal que en ocasiones nos lleva a romper y dañar. El mayor placer es la consumación de un amor puro, y no necesariamente o precisamente en un acto sexual incluso absurdo, si no a nivel espiritual; como fantasmas perdidos en la oscuridad. La belleza, la alegría, una sonrisa, o la propia risa de un bebé, todas las cosas hermosas que aún perduran en este mundo de decadencia y horror, no son más que muestras del potencial benefactor del cual el humano es capaz, y sin embargo, siempre se elige el dolor, el camino difícil. De ahí estriba la estupidez profunda y congénita humana, y ésta es la que lo llevará a su muerte final. Pese a todo ello, no siento preocupación alguna. El placer, mi placer, mi amor, mi alegría, mi risa, y mi sonrisa no son más que pequeñas muestras de todo aquello de lo que seré capaz; y de lo que en un tiempo futuro toque quedará en el pasado, recuerdos que, y parafraseando, como lágrimas en la lluvia se perderán en la inmensidad.