Odio.
Hay ocasiones en las que, como muchas otras personas, preferiría estar muerta y descansar por la eternidad -si es eso posible- antes que tener que soportar un sentimiento que, por más que me esfuerzo en eliminar, florece como la mala hierba en cualquier parte de mi ser. El odio, en todas sus posibles manifestaciones, sería la explosión de toda la negatividad a la que me veo día a día expuesta; por el simple hecho de ser lo que soy, y de ser quien soy. Pues maldita sociedad y maldito ser humano, que no sabiéndose salvar a sí mismo, condena al resto al mal. Sin embargo, la muerte no es el fin, no es la forma de escapar; aunque de nuevo mis lágrimas alivien mínimamente mi amargura, mi deseo de huir, marchar de donde estoy, es tan grande que a penas puedo pensar. Pero el tiempo, sabiamente, hará su papel. El tiempo suavizará mi persona; y una vez llegado el día de la libertad, disfrutaré de ello tan plenamente que estos patéticos recuerdos se borrarán en las huellas de un pasado nefasto. A nadie importa ya el dolor cuando el amor recorre la plenitud de sus venas, hasta la punta más ínfima de los capilares.
4 comentarios
Zandela. -
¿eXiste el placer estético? ¿Es un estímulo provocado por la belleZa estética? Me siento filósofa... Se agradece.
Iwan Manjak -
¿Y vida? Pues tengo una...
Dr Daniel 'doc' T. JackZon -
Iwan Manjak -
Ánimo. Espero poder leerte en un futuro más feliz.